sábado, 19 de mayo de 2012

Y cuando menos te lo esperas, cuando crees que todo va en el sentido equivocado, que tu vida, programada en cada mínimo detalle está naufragando... de repente, sucede.


Así que ven conmigo, donde los sueños nacen, y el tiempo nunca esta planeado, solo basta con pensar en cosas alegres.

Quiero volver a esos días donde sólo hacía falta una mirada para hacernos sonreír.


Tienes esa magia en la mirada que me hace no poder mirar a nadie más, esa magia en los labios que me hace extrañarlos cuando no los puedo besar, esa magia en las manos que al recorrer mi cuerpo y me hacen volar... Y es que no hay nada más mágico que un segundo a tu lado, porque magia eres tú.


Te di todo a cambio de nada.



Grita, llora, ríe, se libre y vive la vida sin importar el futuro.

Lo probable es a la vez improbable.


La real academia define la palabra imposible como algo que no tiene ni facultad ni medios para llegar a ser o suceder, y define improbable como algo inverosímil que no se funda en una razón prudente. Puesto a escoger, a mi me gusta más la improbabilidad que la imposibilidad, como a todo el mundo supongo. La improbabilidad duele menos y deja un resquicio a la esperanza, a la ética. El amor, las relaciones, los sentimientos, no se fundan en una razón prudente, por eso no me gusta hablar de amores imposibles, sino de amores improbables.



Daría cualquier cosa por volver a esos momentos, todo a cambio de un segundo juntos, porque cuando todo empieza a ir mal lo único que deseo es volver a tu lado y abrazarte fuerte.



He caído, una tras otra y me he levantado todas las veces que me ha hecho falta. He tropezado varias veces con la misma piedra y por mucho que me he propuesto cambiar ese error, no lo consigo. He perdonado sin tener que haberlo hecho. Me he reído sin gana alguna para callar a la gente. Me he enamorado, una y otra vez del mismo chico, y tras convencerme de que no era lo mejor, lo he vuelto a hacer. He decidido seguir y no mirar atrás en muchas ocasiones, pero por lo que se vé, el pasado me supera. Me he levantado con ganas de comerme el mundo, y por lo visto, el mundo ha acabado comiéndome a mí.


Vivamos felices que la vida no es para pasársela enfadados


La Torre Eiffel no fue más que la ilusión que quisimos tener.